Comenzaremos con una obviedad: el automovilismo es un deporte de riesgo. Considerando que la mayoría de los circuitos de la temporada de la F1 tienen un promedio de velocidad en vuelta rápida de 210 km/h, no es difícil imaginar que cualquier accidente, por ligero que pareciera, pudiese ser terrible, incluso fatal.
Lamentablemente, en el libro de la Fórmula 1 existen varias páginas negras en las que muchos pilotos —entre ellos varias leyendas del deporte— han perdido la vida, como Ricardo Rodríguez, Lorenzo Bandini, Tom Pryce, Ronnie Peterson, Riccardo Paletti, Gilles Villeneuve, Roland Ratzenberger, Ayrton Sena y, recientemente, Mark Robinson y Jules Bianchi.
Por ello, la seguridad para los pilotos ha sido siempre la prioridad número uno a la hora de diseñar y rediseñar los componentes del vehículo y de los uniformes. Acá dejamos un adelanto de las cinco tecnologías deportivas que se han implementado para prevenir accidentes y salvar vidas.
- Información en los controles
Cualquier accidente, por leve que este sea, puede convertirse en una verdadera catástrofe si no se les informa al resto de los pilotos de lo que ha sucedido. Desde hace 14 años. Los monoplazas tienen un sistema de Leds en el cuadro de mandos que les indican las señales enviadas por parte de los comisarios de carreras, referentes a las banderas que ondean en pista. De esta manera, se enteran de, por ejemplo, cualquier bandera amarilla, evitando un probable accidente que pudiese poner en riesgo su vida, al de sus compañeros, y hasta las de los miembros del equipo de emergencia.
- Viseras de Zylon y cascos a prueba de balas
La naturaleza de la cabina descubierta de los monoplazas representa uno de los mayores peligros para la seguridad del piloto. Luego del accidente que sufriera Felipe Massa —en el que quedó inconsciente tras recibir un golpe en la cabeza de la visera del casco, por parte de una pieza de las suspensiones del monoplaza de Rubens Barrichello—, la FIA obligó a que, a partir del siguiente año, los pilotos usaran cascos cuya visera estuviese reforzada con un polímero más resistente que el Kevlar, el Zylon. Ha dado resultado. Si no, pregúntenselo a Max Chilton.
- Estudiando la resistencia de la célula de seguridad y las pruebas de impacto
Cuando se desarrolla el diseño de un nuevo vehículo, las pruebas de impacto son esenciales para optimizar su estructura y volverlo lo más seguro posible. Con los monoplazas de la F1 pasa exactamente lo mismo, sólo que sus protocolos de pruebas son cada año más y más rigurosos —se hacen pruebas de impacto laterales, frontales, choque trasero, etcétera— con el objetivo de asegurar la resistencia de la célula de seguridad de estos bólidos.
De hecho, hoy en día, la preocupación de un piloto no está en una fractura o herida más o menos externa, sino en los daños internos provocados por la deceleración.
- HANS
Ya que las células de seguridad de los pilotos se construyeron de tal forma que son prácticamente indestructibles, el siguiente problema fue resolver aquellos accidentes en los que los pilotos sufren una deceleración instantánea muy rápida. El latigazo del frenazo puede producir una fractura cervical con daños irreversibles y consecuencias, incluso, mortales.
HANS es un sistema que consta de un collarín, el cual se coloca sobre los hombros y tras la nuca del piloto, quien a su vez es anclado al casco y al respaldo del asiento mediante cinturones y ganchos. Muy probablemente, el HANS sea el sistema que más vidas ha salvado en los últimos años. La F1 comenzó a usarlo en 2001. Y se volvió obligatorio dos años después. De haberlo implementado antes, quizá se habrían salvado las vidas de Roland Ratzenberg y Ayrton Senna.
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