El imaginario popular atribuye a las carreras deportivas una corta duración. Salvo en raras excepciones, como el beisbol, no es usual que los deportistas sigan activos después de los 30 o 35 años.
Las razones para este abandono de la carrera son variadas pero, en su mayoría, tienen que ver con la decadencia física del organismo. Porque, seamos honestos, los deportistas trabajan con sus cuerpos y esos cuerpos, como todo organismo vivo, tiene una fecha de caducidad que a todos y todas nos visita tarde o temprano.
Sin embargo, existen algunos atletas que son verdaderos prodigios biológicos. Hablamos de personajes que, incluso acercándose a la cuarentena, continúan dando muestra de inigualables talento y capacidad.
En México, por ejemplo, tuvimos ejemplos de esta tenacidad en futbolistas como Oscar ‘Conejo’ Pérez o Rodrigo ‘el Pony’ Ruiz, quienes pese a su edad avanzada en términos deportivos, seguían apostándolo todo dentro de la cancha.
A nivel internacional también hay figuras que destacan por su capacidad para, literalmente, seguir en el juego. Algunas, como Tom Brady, han desarrollado su carrera en el fatigoso y viril terreno del futbol americano.
Otros, como Roger Federer, han destacado en deportes más elegantes, si se quiere ver así, pero igualmente agotadores en términos físicos. El asunto es que ambos han construido extensas y productivas carreras que, con 42 años de edad, en el caso de Brady, y 38 en el de Federer, no parecen dar señales de terminar.
Nacido en San Mateo, California en agosto de 1977, Brady destacó en deportes desde muy temprana edad. Durante su paso por la Preparatoria Junípero Serra, en el suburbio californiano de San Mateo, jugó en equipos tanto de futbol americano como de beisbol y basquetbol.
No obstante, el futbol americano fue el primer deporte en el que consiguió llamar la atención de los cazatalentos. Su llegada a este deporte fue curiosa. Durante la preparatoria consiguió ser quarterback en un equipo junior, aunque él ambicionaba jugar en el senior.
Por entonces, se asumía que le esperaba un futuro más prometedor en el basquetbol o incluso en el beisbol, donde llegó a ser jugador estrella y rival de Pat Blurrell, quien llegaría ser beisbolista profesional. Nadie pensaba por entonces, que dedicaría su vida al futbol americano.
No osbtante, durante su último año, Brady puso tal empeño en su sueño de llegar a la NFL que, aún jugando en su equipo menor, logró llamar rápidamente la atención de los reclutadores.
Fue así como consiguió su pase a la Universidad de Michigan, de donde salió a los 22 años como uno de los mejores quarterbacks colegiales en los Estados Unidos, lo que le dio su pase a los Patriots, con los que ha jugado un total de 19 temporadas desde 1999.
Hoy, con 42 años de edad y una carrera llena de triunfos y de sorpresas deslumbrantes, Tom Brady tiene el récord como el quarterback que más tiempo ha permanecido en una sola franquicia. Su tenacidad, liderazgo y capacidad para convertir a los Patriots en el mejor equipo de la década han dividido las actitudes hacia Brady entre las de quienes lo aman y las de quienes lo detestan. De la manera que sea, Brady es alguien muy respetado en la escena deportiva y un ejemplo de lo que la obstinación bien enfocada puede conseguir.
Por otro lado tenemos a Roger Federer, quien nació en Basilea, Suiza, en 1981 y que con 17 años ya estaba pisando Wimbledon. Ahí comenzó su ascenso. Para 2002, con 20 años, ya había ganado su primera serie maestra en Hamburgo, pero la fortuna no se le detuvo aquí. Un año después de cubrirse de gloria en Hamburgo, Federer arrasaba en Wimbledon tras derrotar a algunas de las estrellas de entonces como Andy Roddick y Mark Philophoussis. No obstante, tuvo que esperar a 2004 para que se le comenzara a considerar como uno de los jugadores más destacados de todos los tiempos.
Su carrera siguió despegando y en 2006, 2008 y 2009 consiguió múltiples medallas e impuso récords que aún hoy no han conseguido batir otros jugadores. Para la segunda década del siglo XXI, el suizo ya había hecho de su nombre un sinónimo de pericia dentro del tenis y había cosechado algunas rivalidades interesantes como la que mantiene con el español Rafael Nadal.
Hoy, con 38 años, no se cansa de seguir batiendo récords y aparecer con titulares. Hasta este momento, el tenista veterano ha conseguido cien títulos, mil 200 victorias y doce triunfos en la final de Wimbledon. Cualquier otro tenista tendría motivos de sobra para sentirse celoso ante la furia que el francófono muestra para acaparar buenos resultados.
De alguna u otra forma, lo que ambos deportistas, siendo tan diferentes entre sí en todos los aspectos, pueden enseñarnos, es que el deporte es un juego de resistencia y no solo eso, sino que, si bien algunos, al envejecer, lo hacen como la leche, es decir, van poniéndose agrios, secos y correosos, esto está lejos de ser norma universal y que existen deportistas que culminan sus carreras más bien como vinos añejos, dulces, finos y listos para sorprender.
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