El juego de pelota, denominado pokolpok por los mayas y tlachtli por los aztecas, era un deporte practicado por los pueblos precolombinos de Mesoamérica de forma cotidiana y en celebraciones religiosas.
Hay quienes afirman que el juego de pelota tenía distintos propósitos: resolver conflictos entre pueblos, como actividad previa a la realización de sacrificios humanos o como una representación de la creación del universo, en el caso del pueblo maya.
El juego de pelota tiene una historia de unos 3 mil 500 años y, de acuerdo con una publicación del investigador Manuel Aguilar-Moreno, en el territorio que se extiende del suroeste de Estados Unidos hasta El Salvador se han encontrado cerca de dos mil canchas antiguas de juego de pelota.
Para rescatar este deporte, en algunos lugares de México se practica una versión contemporánea del mismo denominada “ulama”, la cual fue declarada Patrimonio Cultural Intangible del estado de Sinaloa en 2010 y tiene tres versiones: de cadera, de mazo y antebrazo.
Para este juego, como en su antecesor prehispánico, se utiliza una pelota de aproximadamente cuatro kilos que le da un toque de complejidad a su práctica, pues un mal golpe en el estómago u otra parte del cuerpo puede causar hematomas; por ello los jugadores usan fajas de piel y vendas como medida de protección.
En México, uno de los impulsores y fundador de la Asociación Nacional del Juego de Pelota Mesoamericano (Ajupeme), Armando Osorio Uscanga, ha logrado organizar, de manera exitosa, cuatro campeonatos nacionales de juego de pelota con la participación de equipos provenientes de Chiapas, Sonora, Tabasco, Yucatán, Tlaxcala, Veracruz y Quintana Roo, así como de Guatemala y Belice, como países invitados.
De acuerdo con información proporcionada por la misma asociación, de no haber cambios debido a la contingencia ocasionada por la COVID-19, próximamente se celebrará el 5º campeonato en Xcaret.
Para Osorio Uscanga, la práctica de esta actividad es una alternativa para evitar que jóvenes en situaciones de vulnerabilidad caigan en conductas nocivas como el vandalismo, alcoholismo y la delincuencia. La celebración de estos campeonatos busca, además, rescatar la cultura y raíces de México, e impulsar la economía de la localidad en la que se desarrolle cada edición del mismo.
El último torneo, el 4º, organizado en Quintana Roo, contó con la participación de 15 equipos integrados por hombres y mujeres de 15 años en adelante. La duración del juego es de dos tiempos de entre 15 a 25 minutos en una cancha de 60 metros de largo por cuatro metros de ancho. Las pelotas a usar varían de 1.5 a cuatro kilos, según la categoría.
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