
Algunos, sobre todo los más jóvenes, probablemente solo recuerdan a Esteban Loaiza como el exesposo de la cantante mexico-estadounidense Jenny Rivera, de quien se separó solo dos meses antes de que ella perdiera la vida en aquél trágico accidente en helicóptero. Sin embargo, antes de ser pareja de La gran señora, Loaiza fue un ídolo para muchos mexicanos y aficionados del béisbol.
Con los Medias Blancas de Chicago, en la temporada 2003-2004, lideró a los lanzadores de la Liga Americana en ponches (207) y fue segundo en victorias (21), por lo que fue considerado para el premio Cy Young, si bien terminó en segundo detrás de Roy Halladay.
Los dos años que estuvo con los Medias Blancas fue seleccionado al Juego de Estrellas, y con las 21 victorias que consiguió empató la marca impuesta por Fernando Valenzuela en 1986, con la mayor cantidad de victorias en una temporada para un lanzador mexicano.
De hecho, y para que nos demos una idea, Esteban Loaiza es el segundo pitcher mexicano con más triunfos (126) en la MLB, solo por debajo del mítico número 34 de los Dodgers de Los Ángeles.
Siendo una estrella de ese calibre, ¿qué llevó a un talentoso y exitoso deportista a vender drogas?
Sus roces con la justicia comenzaron en 2006, cuando todavía estaba en activo y fue detenido por conducir su Ferrari a 190 km/h en una autopista de California. Un mes más tarde, lo detuvieron por conducir en estado de ebriedad.
Posiblemente, sus flirteos con la bebida tuvieron que ver con la decisión de Billy Beane, el gerente general de los Atléticos de Oakland (equipo donde jugaba Loaiza en ese momento), de prohibir el alcohol tanto en la casa club del equipo como en la de los visitantes, arguyendo problemas de responsabilidad.
En 2008, y luego de 14 temporadas, el beisbolista puso fin a una exitosa carrera en la que, además de un cúmulo de logros deportivos, logró amasar una fortuna de 40 millones de dólares. Sin embargo, una mala administración y un corazón —según dicen sus cercanos— demasiado generoso, provocaron que, en unos cuantos años, dilapidara todas sus riqueza, situación que a la postre lo orillaría a adentrarse en el mundo del narcotráfico.
El 9 de febrero de 2018, Loaiza fue detenido en la ciudad de Imperial Beach en posesión de un cargamento de más de 20 kilogramos de cocaína, valuado en medio millón de dólares. En agosto de ese mismo año se declaró culpable de un cargo de posesión de drogas con intención de distribución.
Se esperaba que cumpliera una condena de hasta 10 años, pero la sentencia fue por 3 años de cárcel y cinco más de libertad condicional, luego de que la jueza tomara en cuenta algunos atenuantes como el hecho de que no hubo armas ni violencia.
En agosto del 2020 corrieron algunos rumores de su libertad, sin embargo, de acuerdo con el Buró Federal de Prisiones, el dos veces All-Star con los Medias Blancas de Chicago permanece recluido en el Centro Federal de Detención SeaTac, y se espera que así continúe hasta el próximo 8 de agosto de 2021, fecha en la que está estipulada su liberación. Cuando eso suceda, según algunas declaraciones del juez, es casi un hecho que será deportado a México.
Un día antes de entregarse a las autoridades para cumplir su condena, de jeans y playera roja, visiblemente más delgado, Loaiza publicó una foto en su Instagram —la última en sus redes— acompañada de estas palabras: “Saludos a todos, hoy en este día me fui a la playa, a ver y estar donde más me gusta estar. Disfruté el día antes de mañana, que es el día de entregarme. Aquí estamos fuertes y vamos a seguir adelante con la frente en alto, y muchas gracias por todo el apoyo a mis fans, seguidores, familiares y amigos, los que son y ellos saben. Nos vemos fuera cuando acabe mi tiempo, muchas gracias a todos por estar conmigo”.
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