Pocos jugadores tienen el talento de analizar un partido desde la intuición, una habilidad más que dominada por Tomás Boy a lo largo de su carrera. Este toque especial le permitía anticipar y entender lo que sucedía en la cancha, reconocer el juego con una visión profunda que beneficiaría siempre a su equipo y afición.
La sensibilidad de Tomás Boy para comprender el fenómeno del fútbol permitió que este jugador y estratega nos entregara muchos de los mejores partidos de estos tiempos. Un personaje como este pasará a la historia no sólo por su agilidad a lo largo de su carrera futbolística, sino por su personalidad dentro y fuera de la cancha, sus palabras contundentes y bailes de celebración.
La partida de El Jefe ha sido una triste noticia para aficionados de todo el país, remarcando los cambios a los que el fútbol se ha sometido en muy poco tiempo. Este es un momento no sólo de homenaje, sino de reflexión.
Tomás Boy entra en 1972 con el atlético español, iniciando una carrera prolífica y única. Este no fue el único equipo en el que estuvo antes de llegar a Tigres en 1975, equipo que le ayudaría a brillar. Con su liderazgo en la cancha se convirtió en uno de los jugadores más icónicos del equipo universitario, ganándose el corazón de la afición con 104 goles a lo largo de su estadía con el club.
En 1986 fue líder en el mundial, dando algunos de los partidos más emocionantes de la Selección. Como director técnico, El Jefe siguió sorprendiendo dentro de las fuerzas de once clubes diferentes. Hoy y siempre lo recordaremos como una persona única y admirable para la historia del fútbol mexicano. Descanse en paz El Jefe.
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