La apuesta simple, como su nombre lo dice, es la más sencilla de todas. Se trata sólo de elegir un resultado determinado y de apostar por él. Si aciertas, te llevas el premio, el cual se calcula multiplicando la cuota del resultado por la cantidad que hayamos apostado.
En la pasada final del Abierto de Australia, Novak Djokovic, número uno en el ranking del ATP, se enfrentó al español Rafael Nadal. Antes del encuentro, las casas de apuestas tenían una cuota de 2.10 para Nadal, por una de 1.72 para el serbio, favorito para ganar el Grand Slam.
En este caso, si le ibas a Nole y apostaste $200, te embolsaste $344 (200 * 1.72). Si Nadal hubiera ganado, con esos mismos $200 pesos habrías ganado $420 (200 * 2.10).