Aaron James Ramsey nació en Caerphilly, Gales, un 26 de diciembre de 1990. Sus padres, Marlene y Kevin, quizá nunca se imaginaron que su hijo se convertiría en futbolista, ni mucho menos que cobraría fama internacional, no sólo por ser un gran centrocampista del Arsenal de la liga inglesa, sino por el infortunio de ser portador de una ‘maldición’: la coincidencia entre sus anotaciones y el fallecimiento de una figura pública.
La primera de estas casualidades se dio en 2009, cuando Ramsey debutó como goleador con la selección de Gales. Ese mismo día, el 16 de octubre, falleció Andrés Montes, periodista y locutor deportivo español. En aquél momento nadie asoció su anotación con la tragedia, sin embargo, desde entonces, cada celebración suya ha engrosado la lista de famosos ‘víctimas’ de la ‘maldición Ramsey’. Cuando anota un gol, ese mismo día o en los inmediatos han muerto personalidades como Osama Bin Laden, Steve Jobs, Muamar el Gadafi, Whitney Houston, Chavela Vargas, Bebo Valdés, Jorge Rafael Videla, Ken Norton, Paul Walker, Rubin ‘Huracán’ Carter, H.R. Giger, Robin Williams, Eduardo Galeano, Günter Grass, David Bowie, Alan Rickman, Nancy Reagan y Nicky Hayden.
El pasado 2 de marzo cobró sus dos últimas “víctimas”, luego de marcar en el empate entre Arsenal y Tottenham: Keith Flint, vocalista de la banda de música electrónica The Prodigy, y el actor Luke Perry, famoso por su papel de Dylan en la noventerísima serie Beverly Hill 90210.
Más allá del fenómeno viral en que se convirtió esta coyuntura futbolística gracias a internet, resulta una falacia asegurar que cuando el centrocampista anota, un famoso muere. Las cifras, simple y sencillamente, no encajan. Aaron ha marcado más de 70 goles en todas sus competiciones, y las muertes de celebridades no rebasan la veintena, lo que demuestra que todo este asunto no es otra cosa que una lúgubre coincidencia.
A diario mueren decenas de miles de personas, lo que vuelve literalmente imposible realizar cualquier cosa sin que coincida con un funeral, ya no digamos en el mundo, ni en tu país, ni siquiera en tu ciudad, sino en tu propio barrio. El hecho de que los periódicos deportivos se diviertan con el asunto recomendándonos que «si anotó Aaron, vayamos al doctor», exhibe lo que la ‘maldición Ramsey’ realmente es: un caso curioso, una nota que busca clicks.
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