Durante la primera década del siglo XXI, el golf nacional fue asociado a y dominado por un solo personaje: Lorena Ochoa. A lo largo de su brillante carrera, logró 27 victorias en el LPGA Tour, el máximo circuito del golf femenino profesional.
En abril del 2007 alcanzó la cima del ranking mundial y permaneció ahí durante 158 semanas consecutivas hasta el día en que colgó la bolsa de palos. Con ello se convirtió en la mejor golfista mexicana que ha existido y ocupa el puesto número 22 de entre las mejores 50 jugadoras de todos los tiempos.
En 2010, tras su retiro, Lorena pasó la estafeta no a uno sino a varios golfistas, sin bien ninguno ha alcanzado el éxito ni la hegemonía que logró la jalisciense. Diez años después, uno de los jóvenes jugadores que más alto está alzando la mano es Abraham Ancer.
De padres mexicanos, Abraham nació en McAllen, Texas, pero vivió sus primeros años en Reynosa, Tamaulipas. En esta ciudad comenzó su pasión por el golf, deporte que practicaba su padre. Fue este quien vio el potencial de su hijo, y no dudó en apoyarlo. Por esta razón, aunada a la creciente ola de violencia que se vivía tanto en su ciudad como en todo el norte del país, la familia decidió volver a los Estados Unidos en 2006.
Con doble ciudadanía, Ancer jugó golf universitario en el Instituto Odessa y, posteriormente, en la Universidad de Oklahoma —uno de los centros que más golfistas han arrojado al PGA Tour—, de donde se graduó con un título en Estudios Generales.
Desde su etapa de estudiante, Ancer mostró la calidad que poseía. Entre otros logros, obtuvo el segundo lugar del Junior College National Golf Championship, además de que, a lo largo de su carrera universitaria en Oklahoma, se adueñó del segundo puesto en el promedio de puntajes de todos los tiempos.
Como profesional, desde 2013 a la fecha sus logros no han ido sino en aumento. En sus comienzos participó en el Web.com Tour, donde, en marzo del 2015, terminó subcampeón en el Brasil Champions y, en julio de ese mismo año, ganó el Nova Scotia Open. Tras aparecer en el lugar 11 de la lista de ganancias, obtuvo su tarjeta para el PGA Tour del 2016.
Sin embargo, no logró mantenerla, y en 2017 regresó a la Web.com. Ese año consiguió en cinco ocasiones terminar dentro del Top 5, incluyendo tres subcampeonatos, lo que le valió su segunda tarjeta para el PGA Tour, luego de terminar en el tercer lugar en la lista de ganancias. El 2018 significó su año de consolidación; Ancer se coló en los primeros lugares de varios torneos, y coronó el segundo semestre con su gran victoria en el Abierto de Australia.
Durante una entrevista reciente, Abraham afirmó que no se visualiza como el rostro del golf nacional, si bien el World Golf Ranking puede decir lo contrario, ya que se encuentra en la posición número 39, y es uno de los favoritos de la cuadrilla latinoamericana del PGA Tour.
En este momento de su carrera, conseguir victorias no es una obsesión, por lo que prefiere enfocarse en mantener la regularidad de su juego, ya que, al cumplir con esto, más temprano que tarde los triunfos llegarán por sí solos. Para este 2020, el tamaulipeco tiene los ojos puestos en dos torneos en los que debutará: los Juegos Olímpicos y el Masters de Augusta.
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