
De entre las selecciones de futbol, la italiana tiene una característica particular: coherentes con su bien conocido catenaccio —ese estilo de fútbol que inventara y volviera famoso el austríaco Karl Rappan—, la gran mayoría de sus estrellas históricas son elementos defensivos. Giacinto Facchetti, Franco Baresi, Arrigo Sacchi, Alessandro Nesta, Paolo Maldini y Fabio Cannavaro son algunos de los nombres más ilustres en el cuadro de honor de la azurri.
En la pasada Eurocopa 2020 —que, aunque se jugó en 2021 por la pandemia, conservó el nombre original—, los italianos salieron victoriosos de la final al derrotar, en tanda de penales, al conjunto inglés. Con ese partido llegaron a 36 partidos consecutivos sin conocer la derrota. El buen accionar del equipo dirigido por Roberto Mancini fluyó y se sostuvo sobre dos camisetas con sus apellidos: la 3 de Giorgio Chiellini, y la 19 de Leonardo Bonucci.
La buena química de esta dupla defensiva tiene una explicación. Desde que Bonucci firmara contrato con la Juventus de Turín, allá por el año 2010, él y Chiellini, que ya llevaba cinco años en al defensa de la vecchia signora, han disputado juntos un total de 336 partidos, entre los de la Juventus de Turín y los de la ‘Nazionale’.
Su palmarés con la Juve consta de 17 títulos en total: ocho Scudettos, cuatro Copas de Italia y cinco Supercopas de Italia. Tras diez años ganándolo todo en el Calcio —con una breve interrupción de un año, en el que Bonucci, por una decisión personal, jugó para el AC Milan— los dos amigos se han convertido en una de las mejores y más efectivas parejas defensivas de la historia. Como toda buena sociedad, su éxito radica en que cada uno complementa las deficiencias del otro. Mientas Bonucci proporciona la técnica, la conducción y a la salida con el balón, Chiellini, un tanto más rocoso, aporta la garra, el empuje y el carácter.
Ambos, sin embargo, estaban en deuda en cuanto a títulos para su país. Hasta antes de la Eurocopa de este año, no habían conseguido otra cosa mas que fracasos para la selección transalpina. El descalabro más doloroso fue, sin duda, la final de la Euro 2012, en la que perdieron por goleada de 0-4 contra la poderosa selección de España.
Felizmente, la sequía terminó hace un par de semanas, con Bonucci anotando desde los once pasos y Donnarumma en plan grande. En los días posteriores, las fotos de los centrales abrazados, festejando, bebiendo y comiendo pasta, pulularon en las redes sociales. Su futuro juntos está en vilo. Bonucci tiene contrato con la Juve, pero el de Chiellini se terminó y no ha renovado.
De igual manera, su continuidad en la selección es dudosa. Con 34 y 36 años respectivamente, es natural pensar en dar un paso al costado para que vengan nuevos jugadores. No obstante, en el caso de estos dos, por su calidad y liderazgo, su vigencia no está en duda, todo lo contrario. Bonucci desea continuar un par de años más, aunque su amigo lo sigue meditando. «Ahora nos iremos de vacaciones juntos y yo le convenceré para que siga hasta el próximo Mundial», declaró Bonucci a un reportero, al final de la Eurocopa. Si alguien puede lograrlo, seguro que es él.
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