El término figura como un mito, leyenda urbana o anécdota del futbol mexicano, sin embargo, otros aseguran que es una explicación del por qué, luego de una temporada fuera del país, los futbolistas mexicanos comienzan a presentar un bajo desempeño.
El síndrome toma el mote del defensa izquierdo del Chivas de Guadalajara, José Villegas, mejor conocido como ‘El Jamaicón’, quien permaneció en el equipo durante 20 años, entre 1952 y 1972, y participó en dos ocasiones en la Copa del Mundo y una en los Juegos Panamericanos.
Aunque en el juego Villegas fue una muralla para detener a los delanteros contrarios, ciertamente la mala fama le siguió luego de tener pésimos resultados en los partidos disputados en el extranjero, especialmente en el que Inglaterra derrotó al equipo nacional 8 goles a 0 en 1962, de camino a la Copa Mundial en Chile de ese año.
Su entrenador y el resto de sus compañeros habían notado que Villegas se deprimía al estar en países desconocidos, inclusive declaró frente a un periodista que extrañaba a su mamacita, que llevaba días sin tomarse una birria y que la vida no era vida si no estaba en su tierra. Dicho ánimo decaído repercutía evidentemente en su desempeño en la cancha.
El historiador del balompié mexicano, Carlos Calderón Cardoso, relata una situación similar que se produjo cuatro años antes, en 1958; la Selección Mexicana, de la que El Jamaicón formaba parte, se preparaba para la Copa Mundial en Suecia y el equipo se encontraba en Portugal, donde les ofrecieron una lujosa cena para agradar a los deportistas, no obstante, al poco tiempo de iniciada la velada, Villegas se retiró de la mesa sin dar mayores explicaciones.
Cuenta la anécdota que se le encontró, rato después, vagando por el jardín del hotel visiblemente deprimido. Al ser cuestionado sobre su actitud, el jalisciense contestó: “cómo voy a cenar si tienen preparada una cena de rotos. Yo lo que quiero son mis chalupas, unos buenos sopes, y no esas porquerías que ni de México son”.
El mote lo acompañó por el resto de su carrera, además de dar nombre al síndrome que padecen algunos deportistas –futbolistas principalmente—cuando muestran un cuadro depresivo al estar tanto tiempo lejos del terruño.
Desde entonces, el síndrome del Jamaicón es entendido como esa nostalgia que se siente al estar lejos de la tierra natal y rodeado de todo lo que uno conoce como propio. La acompaña la añoranza por la familia, la comida típica y las sencillas acciones que conforman la cotidianidad.
Con el tiempo, este concepto dejó de utilizarse exclusivamente en el ámbito deportivo y se empezó a escuchar como parte de la jerga de los viajeros. Algo curioso es que el síndrome parece afectar primordialmente a los latinoamericanos, y con mayor intensidad a los mexicanos.
Si la próxima vez que viajes al lugar más paradisíaco del mundo, y estés por disfrutar alguna delicia exótica, te entra la nostalgia por unos tacos de la esquina o por las gorditas de tu madre, en ese momento sabrás que estás sintiendo algo muy parecido a lo que sintió Villegas en aquel hotel de Lisboa en 1958, es decir, el síndrome del Jamaicón.
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