Internet ha supuesto una revolución en muchos campos de la actividad humana. Uno de estos campos, tiene que ver con la realidad aumentada, que no es otra cosa que la utilización de interfaces digitales para recrear las condiciones del mundo real. Uno de los grandes hitos de la realidad aumentada, es la aparición de los eSports.
¿Qué son los eSports? Básicamente se trata de videojuegos competitivos en los que se enfrentan dos o más personas en un contexto público. Esto quiere decir que las partidas pueden seguirse y que, en muchos casos, se transmiten en vivo como si se tratara de un deporte convencional.
Se dividen en siete categorías, entre las cuáles destacan: peleas, tirador en primera persona, estrategia en tiempo real, deportes, carreras y multijugador en linea (RPG). Los más conocidos en la primera categoría son el ya clásico Street Fighter y el Supersmash Bros., que involucra peleas entre distintos personajes de Nintendo y que es uno de los juegos con más presencia dentro de los eSports.
En otras categorías destacan el Doom, un juego de tiro, y el célebre League of Legends (LOL), que por lo general se juega en equipo con partidas que pueden durar varias horas. Una peculiaridad de este último es que se trata de uno de los eSports con mayor cantidad de patrocinios y con más dinero involucrado. Un jugador de League of Legends competitivo puede hacer cientos de miles de dólares en un año y no son pocos los que, sobre todo en países desarrollados, deciden dedicar su vida 24/7 al juego.
Los jugadores profesionales de eSports tienen rutinas de entrenamiento que no difieren mucho de las de los deportistas tradicionales. Muchos pasan cerca de quince horas al día frente a sus consolas para dominar las técnicas dentro del juego. Esto, por supuesto, ha dado lugar a polémicas y dudas sobre la validez de los eSports como manifestaciones deportivas pues, mientras tradicionalmente se habla del deporte como un ejercicio de disciplina corporal, la práctica de los eSports puede traer serias consecuencias para la salud de los jugadores, centrada sobre todo en el sedentarismo que promovería este estilo de vida.
No obstante, los defensores de los eSports han aducido que, al final, tampoco los atletas de alto rendimiento terminan precisamente en las condiciones físicas más óptimas. Por otro lado, reivindican a los eSports como deporte al señalar que el elemento competitivo de las disciplinas deportivas tradicionales sigue presente dentro de estas prácticas. No es, además, la primera vez que una actividad intelectual recibe la calificación de ‘deportiva’, pues lo mismo había ocurrido antes con el ajedrez y con varios juegos de azar.
Un hecho innegable es que los eSports han cosechado un gran público entre las gamers aficionados. Cada vez es más común que, en lugar de mirar un partido de futbol, los grupos de amigos sintonicen en streaming alguna de disputa de eSports y que, en lugar de echar una tradicional ‘cascarita’, se reúnan para jugar SuperSmash.
Estas situaciones, aunadas al envejecimiento de las primeras generaciones de gamers, implican un cambio profundo en nuestra comprensión de los videojuegos, que de ser una actividad catalogada como infantil, han pasado a convertirse en un pasatiempo aceptable para los adultos. Nada de esto es, por supuesto, ignorado por los grandes conglomerados mediáticos deportivos, algunos de los cuales ya dedican espacios a los torneos de eSports.
En Estados Unidos hay, incluso, canales de televisión por cable que, bajo el amparo de ESPN o Fox Sports, transmiten en vivo competencias de Supersmash Bros. o de League of Legends y dedican la totalidad de su programación a los eSports. Como sucede con otros deportes, los aficionados conocen detalles sobre los mejores jugadores, que en el entorno gamer adquieren un verdadero estatus de celebridades.
Las polémicas por el uso de potenciadores y por el dopaje también existen dentro de este entorno. Muchos practicantes de eSports critican que algunos de sus pares usen sustancias como Ritalin o Aderall para incrementar su capacidad de concentración, lo que, como sucede en los deportes tradicionales, se percibe como un ejercicio tramposo y poco honesto.
Las apuestas también son un problema en el campo de los eSports, habiendo varios equipos de League of Legends que han enfrentado sanciones por prestarse a manipulación de juegos para favorecer a algunos apostadores.
¿Qué pasa entonces con los eSports? ¿Son genuinas manifestaciones deportivas o más bien el colmo de una cultura sedentaria y poco conectada con la ‘realidad’?
Por un lado, es cierto que es difícil imaginar a alguien que pasa tantas horas sentado como un deportista, pero por otro, la aparición de los eSports ha dado margen a que se valoren talentos que de otra manera habrían pasado desapercibidos y a que, personas que de otra manera habrían tenido una difícil integración en la sociedad (muchos campeones de eSports están en el espectro autista), consigan no solo un lugar sino además la posibilidad de ser aclamados por algo que hacen bien y vivir de lo que aman.
Al final, los eSports son una oportunidad para cuestionarnos nuestra definición de deporte y, a la par, para apreciar la forma en que la tecnología modifica nuestra forma de relacionarnos, sin que eso sea necesariamente algo malo.
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