Algunos cuentan que el apodo de “el Loco” se lo ganó cuando ahuyentó a unos fanáticos del Newell’s Old Boys, luego de perder por goliza frente al San Lorenzo; Iracundos, los hinchas fueron hasta casa del entrenador para reclamarle, y este los recibió con una granada en la mano. “O se van, o la tiro”, dijo Marcelo, y todos se echaron a correr.
Otros dicen que el mote ya lo traía colgado desde mediados de los ochenta, cuando recién comenzaba su carrera como entrenador en las divisiones inferiores del Newell’s, debido a sus peculiares métodos de entrenamiento. A lo largo de sus más de treinta años como director técnico, la lista de las excentricidades del rosarino es larga.
Solo por mencionar algunos, se sabe que en sus inicios con los «Ñuls» mandó instalar una videocasetera en su camioneta para analizar los entrenamiento de vuelta a casa. Algo similar hizo en el Olympique de Marsella, en donde pidió que le agregaran una televisión a un carrito de golf para usarlo como herramienta audiovisual durante los entrenamientos.
Cuando lo presentaron en el Athletic de Bilbao, él mismo afirmó que ya conocía a toda la plantilla puesto que había visto los 42 partidos del equipo en la campaña anterior, y no solo una, sino dos veces. Por último, cuando terminó su etapa con la Selección Argentina, Bielsa se enclaustró en un convento para hallar la clave de la felicidad, aunque lo único que hizo fue seguir aprendiendo de futbol.
«Me llevé los libros que quería leer (…), no creo que nadie lea tanto de fútbol como yo. Pero duré tres meses porque empecé a hablar y responderme solo. Me estaba volviendo loco de verdad”, llegó a contar.
A estas y muchas otras anécdotas se suman las aventuras en el banquillo de su último y actual equipo, el Leeds United de Inglaterra. En 2018, los directivos del Leeds viajaron a Argentina para entrevistarse con Bielsa, y se encontraron con una grata sorpresa al saber que “el Loco” se sabía al dedillo la formación táctica de los 24 equipos de la segunda división inglesa.
Tras aceptar el cargo, en uno de sus primeros entrenamientos al frente del equipo, Bielsa preguntó cuánto tiempo debía trabajar un fanático promedio para poder pagar el boleto de entrada al estadio. Cuando le respondieron que tres horas, Marcelo obligó a que la plantilla trabajara ese mismo número de horas recogiendo la basura en las calles aledañas al estadio, solo para que los jugadores supieran lo que los hinchas invertían en ellos para verles jugar. Este cambio de consciencia tuvo efectos inmediatos. En los seis juegos de la pretemporada los jugadores corrieron más que en toda la liga anterior.
Poco a poco, Bielsa le fue insuflando al equipo ese estilo de juego vistoso y entregado que lo caracteriza, acompañado del código de valores y fair play que “el Loco” imprime y fomenta en cada una de sus plantillas. Muestra de ello fue lo que hizo frente al Aston Villa en la campaña del 2019: para aspirar al ascenso directo, Leeds debía vencer a los de Birmingham, sin embargo, a 20 minutos del final, el Leeds anotó un gol mientras un jugador rival estaba lesionado.
Entonces, Bielsa le ordenó al equipo que se dejara anotar, por lo que el partido terminó en empate y el equipo debió jugar el ascenso en play-offs, lo que al finalmente no consiguieron. “No se lo regalamos (el gol), se lo devolvimos”, indicó Bielsa al finalizar aquél encuentro, con lo que demostró que, para él, la victoria debe de ir forzosamente acompañada de la integridad.
La siguiente temporada, tras un inicio difícil, obtuvieron cuatro derrotas, dos empates y una victoria antes de que la campaña se suspendiera a causa de la pandemia por la COVID-19.
Durante el paro, sin embargo, Bielsa le pidió al club que enviara bicicletas y aparatos de musculación a casa de todos y cada uno de los jugadores, junto con una estricta rutina de ejercicio en el hogar. La medida dio resultado. Cuando la liga reanudó actividades, el equipo ganó 10 de los últimos 12 partidos para, por fin, tras 16 años de espera y luego de 18 entrenadores en el banquillo, ascender de categoría y regresar a la Premier League.
Este logro confirma a Bielsa, a pesar de sus rarezas y excentricidades, como uno de los entrenadores mejor cotizados del mundo. No por nada es saludado y abrazado —por no decir adorado— tanto en las calles de Marsella, como en las de Bilbao. Y tal parece ser que, luego de lo logrado con el Leeds United, también lo será en las de West Yorkshire.
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