Un pequeño callejón cerca del Paseo Marítimo de Nápoles esconde uno de los puentes más significativos entre el universo del futbol y la religiosidad popular: se trata de un enorme mural donde el futbolista Diego Armando Maradona exhibe todo su esplendor al pueblo napolitano. Esto no tendría nada de raro, si no fuera porque, bajo el mural, centenares de veladoras, flores y rosarios se acumulan día tras día con una peculiaridad: ocurre desde mucho antes de que el jugador falleciera.
Como si no fuera suficiente, este dista de ser el único punto en la ciudad donde se rinde culto al portador de la legendaria Mano de Dios. Cerca de donde está el mural, se localiza el bar Nilo, donde se congregan los aficionados del Forza Napoli. En una esquina de este bar hay lo que pareciera ser un altar dedicado a la Virgen María o algún santo, con la diferencia de que el titular es el propio Diego Armando Maradona. Junto a la fotografía, o ícono, si se le quiere llamar así, descansan cientos de figurines y veladoras con la efigie del futbolista argentino.
El dueño del bar, Bruno Aldici, no tiene ningún inconveniente en que los recién llegados tomen fotografías del que se considera el mayor santuario dedicado a Diego Armando. La condición, sin embargo, es clara. Para llevarse un recuerdo de este extraordinario lugar, los recién llegados deben consumir mínimo una bebida. Y claro, Maradona es el rey absoluto de este recinto, pero no es la única figura a la que se rinde tributo en el interior: como si se tratara de Jesucristo, el jugador tiene a sus apóstoles, otras estrellas del Forza Napoli, quizá no tan destacadas como él, pero igualmente necesarias para encumbrar al equipo.
El lugar, en todo caso, es una evidencia clara de que el deporte de masas comparte más de un elemento con la religión. Sin embargo, está lejos de ser el único espacio en Nápoles consagrado a esta devoción particular. Como el mural del paseo marítimo y el bar de Bruno Aldici son decenas, si no es que cientos, los rincones napolitanos en donde se pueden localizar trazas del culto a Maradona pero, ¿qué conduce a los napolitanos hacia este fervor?
Sin duda hay miles de explicaciones a este fenómeno, pero el hecho es que Nápoles es una ciudad religiosa como pocas. Su casco histórico, uno de los más interesantes de Italia, alberga casi 300 iglesias con estilos que van del gótico al barroco y sus propias verbenas y fiestas patronales. Como a los mexicanos, a los italianos del sur les gusta mucho la fiesta y mientras más raíces paganas tenga, mejor. Por eso no debería extrañarnos que un pueblo sediento de adoración termine por encumbrar sobre sus hombros a lo más parecido que tienen a un héroe. Pocos jugadores han hecho tanto por Forza Napoli como Maradona, quien además mostró gran fidelidad y cariño al equipo aún cuando ya era una figura destacada dentro del futbol internacional. Si estuviésemos en el siglo XVII, cuando las reliquias de los santos recorrían la ciudad para preservar a sus habitantes de la peste bubónica, podemos tener la certeza de que a Maradona le habrían cortado la mano y los dos pies y que hoy los exhibirían como reliquias.
Del modo que sea, el hecho es que este pueblo volcánico, descendiente de los valerosos pompeyos pudo ver en la época contemporánea, un héroe digno de la mítica greco-romana y mientras no haya otro que lo reemplace, todo parece indicar que su culto persistirá en Nápoles
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