
No se equivoca quien afirma que el rugby es hijo del futbol soccer y primo del futbol americano. Y, si bien es cierto que es un deporte por todos conocido, son pocos los que en verdad entienden sus reglas y modalidades.
Se sabe, por ejemplo, que el balón es ovalado, que se toma y se patea, y que hombres broncos y valerosos se empeñan en llevarlo de un lado a otro de la cancha, esquivando golpes, empujones y tacleadas. En el «deporte de villanos jugado por caballeros», como se le suele llamar, los jugadores de rugby exhiben las más primitivas pasiones del ser humano, aunque siempre gobernadas por un amplio sentido de la deportividad y del juego en equipo, elementos esenciales para lograr el triunfo.
En contraste con su aspecto tosco y rabioso, estos atletas presumen de un honor y una lealtad evidentes, y son estos valores, sumados a la exigencia física, lo que lo convierte en un deporte tan estimado y practicado por personas de todas las edades.
Hablemos de sus antecedentes: el rugby nace en la Inglaterra de mediados del siglo XIX, cuando varios juegos como el futbol de carnaval, un tradicional deporte británico que floreció durante los periodos Tudor y Estuardo, evolucionaron hasta adoptar nuevas normas.
Un grupo de estudiantes del Colegio de Rugby (entre ellos William Webb Ellis, que, según la leyenda, fue a quien le dio por tomar el balón con las manos y correr hacia la portería)sentó las bases del juego y definió el primer reglamento, razón por la cual este deporte adoptó su nombre.
Debido a la colonización y/o influencia inglesa, el rugby proliferó en Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Argentina, aunque también ha echado raíces en Irlanda y Francia, países en los que se encuentran las ligas más competitivas y cuyas selecciones son consideradas las mejores del mundo.
Uno de los equipos más populares a nivel mundial es la Selección Nacional de Rugby de Nueva Zelanda, oficialmente apodados los All Blacks por su uniforme de color negro riguroso. Gran parte de su fama se le debe al ‘baile’ que sus jugadores realizan antes de todos sus partidos. Este ritual es conocido como haka, un desafío maorí que echa mano de gesticulaciones, mímica y cánticos que tienen por finalidad la de remarcar una postura de ‘combate’ e intimidar al rival. En YouTube se encuentran cientos de videos de los distintos hakas que los All Blacks han representado a lo largo de los años.
Merecidamente, el equipo neozelandés fue reconocido con el Premio Princesa de Asturias de los Deportes, en el 2017. Según el acta del jurado, su reconocimiento es «por haberse convertido en un ícono de este deporte en el mundo, gracias a sus extraordinarios éxitos deportivos logrados a lo largo de los años, y por reflejar grandes valores como la solidaridad y la deportividad».
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