Definir cuál ha sido el peor Super Bowl de la historia es, sin duda, una tarea difícil. La razón principal es que no hay un solo parámetro para justificar una decisión en ese sentido. ¿Qué hace a un Super Bowl más malo que los demás? ¿Jugadas aburridas? ¿Un espectáculo de medio tiempo mediocre? ¿Una combinación de las dos? Ni siquiera estas preguntas son fáciles de responder por sí mismas. Las respuestas dependen en gran medida del gusto particular de cada persona.
Para quienes miran en el Supertazón ante todo una justa deportiva, sin duda la calidad del juego será el elemento clave a la hora de tomar una decisión, mientras que quienes lo ven como un acontecimiento televisivo se concentrarán más bien en lo espectacular del medio tiempo.
Habiéndose disputado en medio de una pandemia global, con un show de medio tiempo (a cargo de The Weeknd) claramente opacado por el del año anterior (un brillante despliegue coreográfico a medio paso entre el videoclip y la pasarela de moda en el que participaron Shakira, Jennifer López y Bad Bunny en una clara muestra de #LatinPower) y con un partido-masacre que estaba prácticamente decidido al finalizar el tercer cuarto, la edición número LV, celebrada el pasado 7 de febrero, es una buena candidata para este honorable título.
Sin embargo, al «deconstruir» sus elementos para trazar una evaluación más profunda, nos topamos con una verdad tan dura como los pectorales de Tom Brady: pese a sus circunstancias excepcionales, el Supertazón de 2021 fue tan mediocre en términos generales que no alcanza estos honorables lugares.
En términos de espectáculo de medio tiempo, los ha habido mucho peores, como ilustró el de 2019, a cargo de Maroon 5 y que muchos críticos calificaron como la cosa más blanca, masculina y desabrida en la historia del Supertazón, prácticamente una oda al trumpismo y no hay nada menos candente que el trumpismo. Las gorras MAGA no perrean.
Respecto al juego, hay muchos partidos-paliza que superan en aburrimiento al que se disputó entre Tampa y Kansas. Los ochenta, década shitty por donde se le mire y quizá solo salvada de la ignominia absoluta por Madonna, Michael Jackson y las películas de Volver al futuro, fueron particularmente prolíficos en partidos-fiasco, destacando el Raiders-Washington de 1984 que terminó 38-9 y el Chicago-New England de 1986 que terminó 46-10.
En los noventa tempranos, época que se considera una ‘cruda’ de la década anterior, hubo algunos otros Supertazones nefastos en términos deportivos, como el Dallas-Buffalo del ’93, que terminó 52-17.
La segunda década del siglo XXI también fue prolífica en partidos horribles, destacando el Seahawks-Denver, que terminó 43-8 y el Patriots-Los Angeles de 2019, que terminó 13-3. Cabe destacar que este último fue donde también se presentó el fiasco de Maroon 5, lo que lo vuelve un gran candidato al honorable puesto de peor Super Bowl de la historia.
Quizá, al final resulte imposible determinar cuál es el peor Supertazón de la historia. El hecho es que, para tener uno bueno, se necesita un partido polémico y un show de medio tiempo deslumbrante. Lo que es innegable es que los Supertazones son excelentes termómetros para conocer la calidad de los tiempos a los que nos enfrentamos.
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