Si algo nos falta a los mexicanos es una buena autopercepción en materia deportiva. Tendemos a imaginar a nuestro país como un jugador secundario que si consigue una plata, puede darse por bien servido, y a nuestros atletas como mártires de un sistema corrupto que los manda a competir sin apoyo y sin oportunidades reales para desarrollarse.
Sin embargo, a veces ocurren milagros. Los Juegos Panamericanos de Lima en este año son un ejemplo de este tipo de actuaciones prodigiosas, pues con 136 medallas en total, los atletas mexicanos han impuesto un récord para el país en términos de logros deportivos.
La primera medalla de oro, de las que en total se ganaron 37, la consiguió Paula Fregoso en la disciplina de taekwondo. A simple vista, cuesta imaginarla en un arte marcial, pero esta menuda joven de 19 años se impuso significativamente a sus rivales, la peruana Marcela Castillo y la estadounidense Karyn Real, consolidando así a su país en el medallero.
Posteriormente, apareció Crisanto Grajales, quien se llevó un oro en triatlón y poco después, la atleta Mariana Arceo se impuso en pentatlón moderno, convirtiéndose además en la primera en todo el mundo en conseguir una plaza olímpica en esta disciplina para Tokyo 2020.
Por si no fuera suficiente, el fortachón Jonathan Muñoz, superó de manera perfecta la prueba de arranque en levantamiento de pesas, consiguiendo el oro en la disciplina.
Más tarde, Daniela Souza se coronaba en taekwondo al imponerse sobre la brasileña Talisca Jezierski. También en taekwondo, pero de pareja, brillaron Ana Imáñez y Leonardo Juárez, quienes consiguieron oros venciendo a los favoritos que eran las parejas de Canadá y Perú.
Ciclismo fue otra disciplina destacada gracias al talento y la tenacidad de Daniela Campuzano y José Gerardo Ulloa. En el mismo sentido, hubo triunfo en canotaje, una disciplina ‘rara’, que conquistó Beatriz Briones, y en esquí acuático, donde venció Patricio Font.
Junto con el taekwondo, otra de las disciplinas que más medallas conquistó fue la de clavados, donde ases de la pirueta y el trampolín como Juan Celaya y Yahel Castillo dejaron literalmente sin aire a sus rivales y a los espectadores que los vieron arrojarse al agua. En total, hubo once medallas para los clavadistas mexicanos.
Pelota vasca y gimnasia artística fueron otros de los deportes preferidos por el panteón olímpico para la delegación mexicana, obteniendo cada una un total de cinco medallas. Deportes prolíficos también fueron el atletismo y el raquetbol, donde hombres y mujeres dejaron lo mejor de sí en pistas y canchas.
Además de estos logros, la delegación mexicana consiguió en total 45 medallas de planta y 71 de bronce, lo que suma las 136 medallas absolutas y convierte a México en la tercera potencia deportiva del continente, solo detrás de Brasil y Estados Unidos, cuyos medalleros fueron de 171 y 293 medallas, respectivamente.
La ocasión en que México estuvo más cerca de la marca que acaba de conseguir, fue durante los Juegos Panamericanos de Guadalajara, celebrados en 2011 y donde obtuvo un total de 133 medallas, consolidándose como la cuarta potencia deportiva por detrás de Brasil, Cuba y Estados Unidos.
Si algo nos prueba esta última justa deportiva, es que somos más capaces de lo que imaginamos.
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