Hoy en día, en el mundo del deporte, el nivel de competencia se ha elevado sustancialmente, al grado de que la carrera de un atleta profesional comienza desde la niñez; sobresalir en una disciplina y alcanzar el éxito deportivo es un logro que sólo consiguen unos cuantos.
Si a esta situación le sumas el hecho de ser el hijo de una leyenda del deporte que practicas, la presión que se genera parece una carga. En la gran mayoría de los casos, los hijos de las leyendas, si no se disipan en una profunda mediocridad, a lo mucho alcanzan un nivel medianamente aceptable, uno cuyos discretos logros se ven eclipsados por su ilustre apellido:
Nate Montana
Nate Montana es el tercer hijo de la leyenda de los 49ers de San Francisco, Joe Montana, considerado por muchos como el mejor mariscal de campo de todos los tiempos. Nate comenzó su carrera en el futbol americano colegial con Notre Dame University, aunque jamás logró consolidarse con los llamados “Fighting Irish”.
De ahí en adelante deambuló por varios equipos en diferentes divisiones hasta que en 2012 llegó a la West Virginia Wesleyan de la División II de la NCAA. Con los Bobcats consiguió dos mil 480 yardas de pase y 19 touchdowns en nueve partidos disputados durante la campaña.
En 2013 buscó impresionar a los scouts de la Liga durante el Super Regional Combine que se efectuó en Dallas. Ningún equipo se interesó en sus servicios, ni siquiera los 49ers, con quien su padre marcara toda una época. Con 31 años, sin pena ni gloria, el mayor de los hijos varones de Montana se mantiene alejado de los emparrillados.
Edinho
Edson Cholbi Nascimento, mejor conocido como Edinho, es el hijo del considerado mejor futbolista de la historia, el rey Pelé, a quien tuvo con su primera esposa, Rosemeri dos Reis Cholbi.
Edinho quiso seguir los pasos de su padre pero, a diferencia de este, lo hizo bajo los tres palos del Club Santos de Brasil, con quien debutó en el año de 1990. Luego de una mediocre temporada con el club santista, Edinho comenzó su travesía por el Portuguesa Santista, el Sao Caetano, luego una segunda etapa con el Santos para, finalmente, retirarse con el Ponte Preta en 1999.
Ese año fue declarado culpable del homicidio de Pedro Simoes Neto en 1992, como resultado de las carreras de coches. Fue absuelto en 2005, y dos años después fue contratado por el Club Santos como entrenador de porteros.
Sin embargo, sus querellas con la justicia no terminaron ahí; en mayo del 2014 fuera condenado a 33 años de prisión por lavado de dinero y tráfico de drogas. El día de hoy lleva el proceso de apelación en libertad, con su futuro no resuelto.
Julio César Chávez Carrasco
Desde el principio, la carrera de Julio César Chávez Jr. estuvo en mira de todos los analistas y noticieros deportivos en el país. Se habló mucho de las condiciones del “Junior”; su gancho de izquierda recordaba al de su padre, y la mandíbula parecía igual de fuerte que la de su progenitor.
Sus comienzos fueron más que prometedores. De sus primeras 35 peleas, el culichi empató 1 y ganó las otras 34, si bien una de ellas fue declarada como NC (no contest), por uso indebido de una sustancia diurética. En 2011 se convirtió en campeón de peso medio por el CMB; luego de derrotar al alemán Sebastian Zbik. Defendió el cinturón exitosamente en sus siguientes 3 peleas, hasta que finalmente se lo arrebatara el argentino Sergio “Maravilla” Martínez.
La carrera de Chávez Carrasco nunca estuvo, ni está, exenta de polémica, ya sea por su falta de compromiso a la hora de entrenar (evidenciado por su propio equipo de trabajo), por las desaprobadas pruebas de dopaje y por su consumo de alcohol y drogas ilegales.
Su último combate ante Mario Cázares, con quien perdió por decisión unánime luego de que el réferi detuviera la pelea por un corte en la ceja, dejó de manifiesto que sus mejores días han pasado, y que, quizá, lo que más le conviene es colgar los guantes antes de seguir salpicando el apellidos Chávez.
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