Con 35 años, Stéphanie Frappart se convirtió en la primera mujer en arbitrar un partido final de la Supercopa de Europa, en la rama varonil. Sus palabras, previas a la justa en la que se disputaron el campeonato el Liverpool y el Chelsea, fueron: «Creo que no hay mucha diferencia, el futbol es el mismo. Para mí es lo mismo, la forma de arbitrar es la misma, son las mismas reglas; por eso hago lo mismo que en las ligas femeninas».
A los 13 años, la francesa comenzó a marcar su destino inscribiéndose en una escuela de arbitraje para conocer mejor las reglas del balompié; a los 19 años dejó la práctica deportiva y se concentró específicamente en el arbitraje.
Frappart saltó a la fama mediática en 2014, al ser la primera mujer en arbitrar en la segunda división del futbol masculino de la Federación de Futbol de Francia.
No obstante, Stéphanie ya había sido la primera mujer en pitar la final de un Mundial femenil, en Francia 2009, cuando se enfrentaron Estados Unidos y Holanda; mientras que en 2017 estuvo en la semifinal de la Eurocopa femenil, entre Holanda e Inglaterra.
Frappart volvió a hacer historia en 2019, al dirigir un partido de la primera división de la Liga Francesa en un duelo entre Amiens – Estrasburgo, en abril de 2019. En junio de ese mismo año se anunció que sería ascendida para la temporada 2019/20.
A lo largo de su carrera, ha mostrado 362 tarjetas amarillas, 11 tarjeta rojas directas y 10 expulsiones por doble amonestación, además de haber marcado 26 penaltis.
En Francia es reconocida como una árbitra seria, que controla los partidos con firmeza y que se hace respetar.
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