Estos días, el accidente de Damar Hamlin durante uno de los partidos contra los Bengals de Cincinnati, ha abierto muchas puertas a preguntas acerca del deporte, las medidas de seguridad y el futuro del fútbol americano.
El Safety de los Bills de Buffalo sufrió de un paro cardíaco en medio de la cancha al recibir un fuerte impacto, desvaneciéndose ante los ojos de sus compañeros y aficionados. Las imágenes ya le han dado la vuelta al mundo dado lo impactante de la situación, sin embargo, no es la primera vez que sucede algo así.
Las lesiones en este deporte no son extrañas, pero hay quien opina que en los últimos años, el gran rendimiento de los jugadores y el nivel de deporte que se maneja hacen de la cancha un terreno riesgoso como nunca antes lo había sido.
Casos como el de Tua Tagovailoa en 2022, Ryan Shazier en el 2017 o Antonio Brown en 2016, han generado la misma sensación de angustia y dolor entre los amantes de la NFL. Se ha reportado que se modificaron los protocolos de atención a lesiones en la cabeza, debido a que parecieran haber fallado en algunas ocasiones al identificar problemas.
Damar Hamlin ha sido la primera asistencia médica de su tipo en la historia de la NFL, pues parece ser que atender un paro cardiorespiratorio a medio juego no estaba contemplado siquiera en el tipo de seguro médico que se le da al jugador, pero decidieron hacer una excepción.
Sin embargo, la opinión pública pone en duda si existen suficientes razones para poner en riesgo la integridad física de los jugadores de americano. En un estudio publicado en el Journal of American Medical Association ha identificado que un gran porcentaje de los jugadores analizados (110 de 111) padecen lesiones de encefalopatía traumática crónica.
Todo esto nos deja espacio para muchas preguntas: ¿podría existir una manera más segura de practicar este deporte?, ¿cómo prevenir las deficiencias en la atención de lesiones?, ¿cómo cuidar a los jugadores antes que al juego?
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