
Mafia y deporte son dos conceptos que, aunque parecen antagónicos, en realidad se llevan bastante bien, tal como lo demuestra el imaginario popular. Todos recordamos a Rocky, por ejemplo, y la turbulenta relación que mantenía con su jefe, el señor Gazzo, o cuando intentaron obligarlo a perder. Donde hay deporte de masas, hay intereses económicos y donde hay interés económico, hay espacio de sobra para que florezca la mafia.
México, siendo un país virtualmente controlado por el crimen desde hace años, no es una excepción a esto y donde más se hace patente esta realidad es en el deporte que se detenta como nacional dado el impresionante número de seguidores que tiene: el futbol.
Uno de los ejemplos más tristes y concretos de esta situación es la que se desató recientemente con el Cruz Azul, un equipo que, hasta esta noticia, era conocido solo por su incapacidad de ganar la Copa MX pese a que, por lo general, se acercaba mucho a la final.
De acuerdo con información divulgada por ESPN, la Fiscalía General de la República congeló el pasado viernes 5 de junio las cuentas de algunos de los directivos más destacados dentro del equipo. La acusación iba básicamente sobre lavado de dinero por parte de algunos de los involucrados en el equipo.
Aunque, de acuerdo con la Unidad de Inteligencia Financiera, encabezada por Santiago Nieto, no hubo intervención en las finanzas del equipo, la noticia desató un duro golpe para la afición cruzazulina, pues en un inicio se barajó la posibilidad de que el equipo desapareciera, lo cual dejó intranquilos a millones de mexicanos, tomando en cuenta que es uno de los equipos con más historia en el país.
Sobre la polémica, el portavoz del Cruz Azul, Jorge Hernández, señaló que quienes integran el equipo «han sido transparentes», mientras que atribuyó la querella a una presunta queja por parte de varios exejecutivos inconformes.
El del Cruz Azul no es el primer caso en que se relaciona a un equipo de futbol con lavado de dinero. En Querétaro, hubo problemas hace cinco años debido a la presunta relación entre el equipo Gallos Blancos y el llamado «fraude de Oceanografía». No obstante, el problema está lejos de ser local, pues hay historias similares relacionadas con equipos europeos e incluso se sabe que es un fenómeno que va mucho más allá del futbol.
Para «divorciar» a la mafia y al deporte es necesario desarrollar estrategias anticorrupción más sólidas dentro del ámbito deportivo. Pero, desgraciadamente, mientras existan fichajes «millonarios» y se siga moviendo tanto dinero en las actividades deportivas, la tentación de favorecer a diferentes actividades delictivas seguirá presente.
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