A pesar de que el futbol americano es un deporte practicado por miles y miles de connacionales, y aunque el país cuente con ligas colegiales y profesionales que ostentan y presumen de una larga tradición futbolística, históricamente han sido pocos los jugadores mexicanos que han logrado participar —ya no digamos destacar— en la National Football Asociation.
El primer jugador mexicano del que se tiene registro en hacerlo fue el jalisciense Tom Fears. Hijo de padre americano y madre mexicana, este habilidoso receptor abierto jugó para los Carneros de Los Ángeles desde 1948 hasta 1956, logrando una destacada carrera que lo llevó a ser seleccionado como miembro del Salón de la Fama en 1970.
Otro tapatío, Efrén Herrera, fue elegido por los Leones de Detroit en 1974, y posteriormente fue transferido a los Vaqueros de Dallas, siendo su pateador durante tres temporadas y ayudándolos a ganar el Súper Tazón XII.
Rafael Septién fue reclutado en el Draft de 1977 por los Santos de Nueva Orleans, aunque debutó en los Carneros de Los Ángeles y terminó siendo cedido a los Vaqueros de Dallas, donde reemplazó a Herrera. A su vez, y cosa curiosa, cuando Septién abandonó los Carneros fue sustituido por un joven mexicano de Delicias, Chihuahua, llamado Frank Corral. Éste pateó para la escuadra de Los Ángeles por tres temporadas consecutivas, antes de emigrar a la USFL, una liga profesional de americano que tuvo una fugaz existencia.
Por aquellos tiempos debutaría Raúl Allegre, probablemente el jugador mexicano más destacado al haber pisado los emparrillados de la NFL. Allegre jugó con los extintos Potros de Baltimore y luego fue traspasado a los Gigantes de Nueva York, con quienes ganó dos Súper Tazones, siendo el único mexicano en presumir sendos anillos. Hoy en día es un afamado comentarista deportivo para una cadena de televisión.
Mención aparte merecen los hermanos Zendejas. Joaquín, Tony, Luis y Max nacieron en Curimeo, Michoacán, y cuando eran pequeños se mudaron con sus padres a Chino, California. Los cuatro jugaron futbol americano colegial, y llegaron a debutar en la NFL.
Joaquín lo hizo, muy brevemente, para los Patriotas de Nueva Inglaterra. Tony jugó para los extintos Petroleros de Houston, los Halcones de Atlanta, los Carneros y los Cuarenta y Nueves. En tanto, Luis lo hizo para los Vaqueros de Dallas y las Águilas de Filadelfia, mientras que Max debutó en los Pieles Rojas de Washington y hasta llegó a patear para los Empacadores de Green Bay, en la temporada 1987-1988.
En la década de los noventa, algunos mexicanos se colaron a los campamentos de verano de la NFL. Lamentablemente fueron muy pocos los que lograron formar parte de la plantilla de algún equipo —sin mayor pena ni gloria— de la liga, como fue el caso del tacle ofensivo José Portilla y el receptor Marco Martos, si bien este último nunca vio actividad durante un partido oficial.
Rolando Cantú, egresado del Tecnológico de Monterrey, jugó para los Cardenales de Arizona entre el 2005 y 2006, siendo el único jugador mexicano en haber disputado por lo menos un juego de temporada regular de la NFL sin haber pasado por una universidad norteamericana.
El último mexicano en intentar la odisea “enefeliana” fue Luis Pérez. Su insistencia por mantenerse en la liga ha sido encomiable. En 2018 firmó con los Carneros de Los Ángeles como novato agente libre, aunque al tiempo fue cortado por el equipo.
En abril de este año se anunció que jugaría para las Águilas de Filadelfia; sin embargo, fue separado quince días después del Draft. Los Leones de Detroit llegarían a salvarlo solo para desilusionarlo de nuevo, ya que a las semanas fue cortado del equipo puesto que sus servicios como cuarto mariscal de campo no eran requeridos.
¿Qué hace falta para que más y más jugadores mexicanos se integren, desarrollen y destaquen en la mejor liga de futbol americano del planeta? Siendo que México es el segundo país donde más se practica este deporte en el mundo ¿no debería ser, si bien no potencia, sí al menos un habitual proveedor de talentos?
Algunas de las respuestas se encuentran en el hecho de que existe una abismal diferencia entre la liga colegial mexicana y la estadounidense, de donde salen más del 95 por ciento de los jugadores profesionales de la NFL.
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