En nuestro país, los grandes nombres deportivos se asocian a una sola actividad: el futbol. Sin embargo, esto es terriblemente injusto, en tanto borra del mapa las hazañas de quienes destacan en otras disciplinas.
Un ejemplo claro de esto es el tenis, en donde, aunque casi no se sepa, México ha destacado y contribuido con algunas de las personalidades más exitosas en la historia de este deporte.
La época dorada del tenis mexicano se produjo alrededor de 1950, cuando figuras como la poblana Yolanda Ramírez y su compañera Rosa ‘La Pajarita’ Reyes batían en las competencias dobles y se imponían como referentes de talla mundial.
Aunque nunca consiguió ganar un Grand Slam, Yolanda Ramírez acumuló 29 títulos singles, lo que le valió un lugar en salón de la fama de Wimbledon y el título Roland Garros en dobles, jugando precisamente con ‘La Pajarita’ Reyes, quien por su parte consiguió medallas olímpicas de oro, plata y bronce.
En la década de 1960, el título de mejor tenista mexicano fue para Rafael ‘El Pelón’ Osuna, a quien la Federación Internacional de Tenis reconoció como el mejor deportista del año en 1963. Además de este hito, Osuna consiguió dos títulos en Wimbledon (1960 y 1963), siendo hasta hoy el único mexicano en conseguir este logro.
Para los setenta, el rey del deporte blanco en México era Raúl Ramírez, quien brillaba por su habilidad y que consiguió un título en Wimbledon (1976) y dos en Roland Garros (1975 y 1977). A su retirada, al final de la década, había conseguido 19 títulos singles y 60 dobles.
Más hacia el umbral del siglo XXI, quien destacó fue Jorge Lozano, también bicampeón en Roland Garros en 1988 y 1990. Por la misma época, brillaron luminarias como Leonardo Valle, quien llegó a varias finales en Roland Garros y Wimbledon.
Finalmente tenemos a Santiago González, quien, pese a su destacado desempeño en Wimbledon y Roland Garros, en realidad se ha mostrado mejor durante los juegos en pareja.
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