Todos recordamos a Muhammad Ali, el ícono mundial del box. Este hombre que se convirtió en leyenda, era un personaje dentro y fuera del ring, con una personalidad llameante que marcó el deporte para siempre.
Hoy en día, recordamos a esta figura con la nostalgia de los encuentros extraordinarios. Mirar a Muhammad era un espectáculo digno de la ficción, pero escucharlo era todavía más loable. Y no hablamos de sus palabras atrevidas, sus afirmaciones orgullosas que, de no ser respaldadas por hechos, podrían haberse tomadas por ego vacío. Escucharlo expresar sus ideas sobre raza era interesante no sólo por el contenido, sino por la forma: interesante y, muchas veces, hasta con humor.
Muhammad tenía las agallas de ser diferente y anteponerse a un sistema injusto. Era consciente del peso que tenía la supremacía blanca y el racismo, pero siempre tuvo claro que no iba a dejarse doblegar por un país que no se preocupaba por sus derechos.
En 1960, Muhammad gana una medalla olímpica de boxeo. Esto habría de generarle una gran felicidad y orgullo por el reconocimiento que recibió a nivel internacional, pero todo cambió cuando regresó a Estados Unidos. Así lo relata en el siguiente video durante una entrevista.
Para Muhammad, incluso el nombre que tenía de nacimiento (Cassius Clay), era producto del sistema desigual. Ese nombre fue heredado por su tatarabuelo, un esclavo que fue nombrado en honor a un hombre blanco de Kentucky. Es por eso que decidió cambiarlo por Muhammad Ali al convertirse al Islam, un nombre que él eligió tener, que no estaba inspirado en una persona blanca y que no requería ser aprobado legalmente por un juez blanco o por la ley blanca para tener validez.
Así lo explica en el siguiente video, en el que se expone claramente cómo Ali fue una figura de resistencia en contra de la guerra, al negarse a ir a Vietnam. El racismo que sufrían las personas negras y cualquier persona no blanca, era más importante de combatir para Ali que los vietnamitas.
La inteligencia de Muhammad Ali lo convierte en un personaje adelantado a su época, que hoy podemos admirar como atleta y libertador.


Deja una respuesta