No todo son olimpiadas este verano. En el mundo del tenis, que ha continuado con su trayectoria y sus torneos, el mes de julio de 2021 fue también de gran relevancia, pues ocurrió un hecho histórico para los aficionados del juego de la raqueta.
Desde los elegantes prados de Wimbledon, en Londres, un joven serbio que ya es muy conocido en los círculos de este deporte ganó su vigésimo Grand Slam y su sexto título en Wimbledon. Hablamos, por supuesto, del maravilloso Novak Djokovic, quien con esta hazaña ingresó al panteón de los tenistas más destacados de la historia.
Antes de la llegada de Djokovic a este parnaso deportivo, solo dos tenistas habían alcanzado tal gloria: el español Rafael Nada y el suizo Roger Federer. Las carreras de estas dos joyas europeas siguieron trayectorias tan similares, que incluso llegó a sugerirse que la suya era una rivalidad histórica.
Sin embargo, en esta ocasión ya no hay «pareja gloriosa» en el tenis mundial, pues al español y al suizo se les suma hoy un serbio. Sin duda es un hecho muy afortunado para Djokovic, pues, en cierto sentido, es como «subir de nivel».
Con esta victoria en Wimbledon, el serbio de 33 años dejó atrás a jugadores históricos como Pete Sampras, Andre Agassi, Jimmy Connors, Björn Borg y John McEnroe. No obstante, sería aventurado decir que su nuevo título es una sorpresa, pues llevaba casi diez años alcanzándole los talones a Federer y convirtiéndose en una de las grandes instituciones del tenis.
Con este nuevo triunfo, Djokovic ratifica su lugar como uno de los jugadores más importantes de la primera mitad del siglo XXI. Dependerá de él si lo seguiremos viendo y si nos dará más victorias durante los años venideros. El tenis, después de todo, es un deporte generoso que no desgasta como el futbol, por ejemplo, donde un jugador de la edad de Djokovic ya está a un paso del retiro.
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