
Expertos alrededor del país han estado comparando el desempeño del equipo mexicano de béisbol y el de la Selección de Fútbol. Los resultados son objetivamente distintos, a favor del primero.
Por ejemplo, se ha hablado largamente de la pasión con la que el equipo venció al equipo nipón y puso la atención nacional en sus movimientos. Pero ese encuentro no fue fortuito, sino el resultado de múltiples esfuerzos por avanzar, mejorar y retarse como equipo.
La destreza en el campo de nuestro equipo provoca fuerte curiosidad en el público, convirtiéndolo en un gancho para que más y más personas se involucren en este deporte, por lo que se augura un fuerte crecimiento en la asistencia a estadios para la siguiente temporada.
A pesar de los deseos de aficionados y profesionales del deporte, parece que la próxima vez que veremos a este equipo jugar será en tres años y, por si fuera poco, Benjamín Gil, el entrenador actual, dejará la alineación.
Sin embargo esto no debería significar nada con verdadero impacto negativo para el béisbol en México. Cuando todas las partes, desde directivos hasta jugadores, funcionan como deberían, un equipo es un equipo y da los resultados que hemos visto en esta temporada.
Lo que podemos aprender de esto (y lo que deberían aprender sus compatriotas en otras disciplinas) es sobre el trabajo en equipo, la delegación de responsabilidades a expertos en el área y la pasión en el campo.
¿Qué te gustaría ver en este deporte?
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