Ricardo Ferretti ha sido uno de los protagonistas en las últimas cinco décadas del futbol mexicano, leyenda en dos universidades, la UANL y la UNAM, como director técnico y como futbolista, respectivamente.
Cualquier aficionado promedio reconoce al bigotón colérico. Los más jóvenes lo ubican en la banca de los Tigres, pero aquellos que cuentan con más años quizá también lo recuerden con la casaca de los Pumas o del Toluca, anotando golazos de tiro libre con ese cañón que tenía en la pierna derecha.
Al “Tuca” le dicen así porque, según cuenta, fue la primera palabra que pronunció, mucho antes que “mamá” o “papá”. Desde muy chico mostró sus habilidades en el futbol, deporte religión de Brasil, su país natal. Con sólo 14 años ya jugaba en las filiales del Botafogo, y a los 21 defendía los colores del histórico Vasco da Gama antes de enfundarse la playera de Bonsucesso.
En 1977 se encontró con la oportunidad de viajar a México, luego de que el exfutbolista y representante Nicola Gravina lo contactara por interés del Atlas. Tras aceptar la propuesta, un joven Ricardo cumplió con creces desde los primeros minutos, mostrando su gran calidad y el poderío de sus disparos.
Sin embargo, en aquella temporada el Atlas perdió la categoría, y como en segunda división no podían jugar extranjeros, los Pumas de la UNAM se hicieron de sus servicios, en lo que sería una gran y productiva relación. En sólo 7 años, Ferretti se convirtió en una de las leyendas del equipo universitario, anotando 182 goles para convertirse en el segundo máximo goleador de la historia del equipo. Tras su paso por el Neza, el Monterrey y el Toluca, volvió a sus adorados Pumas para finalmente colgar los botines y convertirse en auxiliar técnico del equipo, bajo el mando de don Miguel Mejía Barón. El retiro no duraría mucho. En los albores de la temporada 90-91, al ver a su equipo tan falto de potencial ofensivo, Mejía Barón decidió incluir el nombre de Ferretti en al lista de jugadores activos, y al “Tuca” no le quedó de otra que aceptar la encomienda de su mentor. La estrategia resultó favorable: los Pumas consiguieron levantar el campeonato venciendo al América en la gran final, con un gol —un golazo, a decir verdad— del “Tuca” en el partido de vuelta, que a la postre significó el triunfo.
En su etapa como entrenador, Ricardo Ferretti es toda una institución, tras haber consolidado una de las carreras más exitosas y prolíficas de la historia del futbol nacional, evidenciada con dos datos simples pero categóricos.
El primero, los siete campeonatos de liga que ha ganado —uno con los Pumas de la UNAM, uno con la Chivas del Guadalajara y cinco con los Tigres de la UANL—, empatando lo hecho por otro histórico, don Ignacio Trelles.
El segundo y no menos importante, los 31 años que lleva entrenando de forma ininterrumpida —es famoso porque nunca ha sido cesado—, lo que habla no solo de su calidad sino de la vigencia de sus métodos y conceptos futbolísticos al frente de un equipo.
Deja una respuesta