Para aquellos aficionados al ostentoso mundo de los futbolistas actuales, pensar en un jugador con tendencias políticas y una filosofía más allá de la cancha podría resultar ajeno e incluso extraño. Sin embargo, Sócrates, el jugador brasileño del Corinthians, se caracterizó no solo por su elegancia al jugar, sino por el uso de su figura pública para incidir en el bienestar político de la entonces dictatorial Brasil.
Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira (Belém, Brasil; 1954) dividió su vida al inicio de su trayectoria futbolística: entre esta y la carrera de medicina que estudiaba, de ahí su apodo ‘Doctor Sócrates’; a pesar de finalmente elegir el futbol, no detuvo sus estudios hasta recibirse como médico.
Su padre fue filósofo, de ahí su nombre heredado del trascendental filósofo griego, por ello también recibió un educación enfocada a la crítica y la consciencia social. Así, Sócrates también se enfocó en desarrollar su mente fuera del campo de juego y buscó relacionarse con intelectuales de la época.
En el juego, la estrella del fútbol brasileño sobresalió por su elegante forma de juego: sus suaves toques, tiros precisos, por su excelente control del balón; en la política, fue un feroz crítico de la dictadura que vivió Brasil de 1964 a 1985.
El ‘Doctor’ comprendió el poder de su influencia como figura pública, y plasmó su visión democrática dentro de su equipo de futbol, Corinthians; fue en ese pequeño gobierno, formado en su club, donde encontró la manera de demostrar e incidir en la vida pública a través de sus ideales.
En en una entrevista para la revista Placer, en 1983, Sócrates declaró: «No puedes pensar, ni participar, nada. No puedes ir a un bar a tomar una cerveza con amigos, no puedes ir a ver un show, una película, y mucho menos tener una opinión política. Porque todos saben que el jugador tiene una tremenda trascendencia política. Solamente el mismo jugador no lo sabe. Si reaccionas, pierdes tu trabajo. Y si los máximos dirigentes lo quieren, ya no juegas en ningún lado”.
Pocos esperan que los futbolistas sean figuras con consciencia social o inclinaciones políticas, al contrario, se espera de ellos que sean fieles servidores de sus equipos y su afición; jugadores conducidos únicamente por la voz de su entrenador, del director técnico y de los intereses comerciales del club al que pertenezcan. Trabajadores del balón.
Sócrates le demostró a su país el poder que puede tener una mente con conciencia que supo utilizar los medios disponibles para motivar a la gente; no solo persiguió sus ideales individuales, sino que entendió lo que el pueblo necesitaba y le dio voz a las persona reprimidas. Así utilizó su plataforma, la cancha de futbol, para transmitir su mensaje.
Este crack no solo se enfrentó a la dictadura de Brasil, también lo hizo con sus propios vicios: el cigarro y el alcohol; este último se encargó de causarle la muerte por cirrosis hepática, marcando el fin de un ídolo y dando inicio a un símbolo de lo que un grupo de futbolistas organizados pueden lograr.
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