En la historia mundial del deporte, pocos atletas han sido tan dominantes en sus respectivas disciplinas como lo fue Michael Jordan en el basquetbol. Su leyenda, sin embargo, no tiene un comienzo con los tintes idílicos que sí tuvo el resto de su carrera. Michael Jeffrey Jordan nació el 17 de febrero de 1963, en Brooklyn, Nueva York, y al poco tiempo él y su familia se mudaron a Wilmington, Carolina del Norte.
Mientras cursaba la preparatoria, un quinceañero y larguirucho Jordan, en aquél momento con sus casi 1.8 metros de estatura, se enlistó en los equipos de basquetbol, béisbol y futbol americano. Cliff Herring, que pasaría a la historia como uno de los entrenadores más desatinados, le dijo al joven Jordan que no tenía cabida en su equipo, relegándolo a entrenar con los junior.
Un año después Michael volvería a hacer las pruebas y sería elegido para integrar la plantilla. Más tarde conseguiría una beca para estudiar Geografía en la Universidad de North Carolina, equipo con el que disputó aquella histórica final de la NCAA en la que anotaría la canasta de la victoria, a pocos segundo de pitara la chicharra final y que, de paso, sería el comienzo de una exitosa serie de ‘tiros decisivos’, que se convertirían en marca de la casa.
En 1984 se enlistó al draft de la NBA y los Chicago Bulls lo eligieron en la posición número 3. En su primer año como jugador profesional logró un promedio de 28.2, lo que le significó ser elegido como el Rookie del año. A pesar de ello, los Bulls terminaron la temporada con más derrotas que victorias.
Si bien su cuota anotadora no hizo nada más que incrementarse, logrando un asombroso promedio de 37.1 puntos por partido en la temporada 86-87, lesiones, desencuentros y una épica rivalidad con los Pistons de Detroit, hicieron que Michael Jordan no levantara su primer trofeo de campeón sino hasta la temporada 90-91, contra Los Angeles Lakers. A este título le siguieron dos más, contra Portland y Phoenix, para completar el tricampeonato.
Luego de la muerte de su padre, asesinado a manos de unos ladrones, la estrella de Chicago decidió retirarse de las duelas, alegando haber perdido motivación por el juego, y decide enrolarse en un equipo de béisbol, deporte que practicó en la secundaria. Los fanáticos del mundo entero, expectantes, vieron cómo la mayor estrella de la NBA malgastaba su tiempo dando batazos. Por fin, luego de dos años de ausencia, Air Jordan anunció su regreso al basquetbol profesional, y lo hizo en grande: consiguió otros tres títulos de manera consecutiva.
A los 6 anillos de campeón se le sumarían 5 MVP de la temporada regular, 6 MVP de las Finales, 14 All-Star Game y 2 medallas olímpicas con la selección de los Estados Unidos, una de ellas como parte del famoso Dream Team que participó en Barcelona 1992.
El mejor basquetbolista de la historia (y, para muchos, el mejor deportista de todos los tiempos) se retiró definitivamente el 16 de abril del 2003, ante los Sixers de Philadelphia. Aquella noche anotó 14 puntos, y en los últimos minutos del partido entró para encestar otros dos más de tiro libre, antes de sentarse en la banca y recibir una ovación ensordecedora por más de tres minutos.
Hombre, leyenda y marca, «su Majestad» Michael Jordan sigue y seguirá surcando los aires con la lengua de fuera y el brazo extendido, a punto de lograr esa clavada interminable.
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