¿Quién no conoce a Usain Bolt? La personalidad del astro caribeño lo ha convertido en uno de los favoritos de la afición, y sus piernas en un hito del deporte de velocidad.
Nacido en Sherwood Content, Jamaica, Usain St. Leo Bolt jugó criquet y futbol durante su infancia, tal vez solo para llamar la atención de su entrenador, quien lo incentivó a practicar atletismo sin saber que estaba enfilando al que se convertiría en el hombre más veloz sobre la tierra.
‘El Relámpago’, apodo al que sólo algunos elegidos le harían justicia, ha ganado 11 títulos mundiales y ocho medallas olímpicas. Es el único atleta en la historia que tiene marcas en los 100 y 200 metros planos (además del conseguido en los 4×100 con el equipo jamaicano), sendos récords que siguen vigentes a la fecha: el primero, fijo en 9.58 segundos, y el segundo en 19.19 segundos, ambos impuestos durante el Mundial de Atletismo de Berlín, en 2009.
Los científicos del deporte creen que sus 195 centímetros de estatura son un factor determinante que lo separa del resto de sus competidores. Aunque puede ser un handicap a la hora de acelerar (de hecho, es un corredor bastante lento en los primeros 50 metros), su altura le permite dar enormes zancadas que pueden alcanzar, en promedio, los 2.47 metros.
Tan descomunal es su talento, que Bolt corrió los 10 metros más rápidos de su récord mundial de 100 metros planos a una velocidad de 44.51 k/h, cifra muy cercana a la de un caballo galopando, que es de 48 k/h.
Luego de casi 20 años de arrasar en las pistas, en 2017 anunció que aquel año sería su último en las competiciones profesionales. Finalmente, en el mundial de Londres, a Usain Bolt le tocó cerrar los 4×100. Acaparando todas las miradas y sin nada más que demostrar excepto que los dioses también sangran, en la última recta sufrió una lesión que le impidió acabar la competencia, otorgándole un dramático final a una de las carreras más brillantes del deporte en tartán.
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