Existen muchos mitos alrededor de figuras legendarias en el casino y una de ellas es William Lee Bergstorm, “el hombre de la maleta”. Todos hemos soñado con un golpe de suerte que nos cambie la vida, una jugada en el casino que nos convierta en el protagonista. Esto le sucedió a Lee Bergstorm, por lo que el día de hoy recordaremos su trágica historia.
Nacido en Austin en 1951, William era un piloto y agente de bienes raíces que siempre había tenido ganas de más. Esta hambre por ganar podría haber estado alimentada de una infancia difícil, pues además de tener padres divorciados, William nunca se sintió merecedor del amor de su padre.
La leyenda de “el hombre de la maleta”
La historia que lo hizo famoso sucedió un 25 de septiembre de 1980. En ese entonces, Las Vegas era una ciudad mucho más pequeña, por lo que las historias volaban rápido de boca en boca, inclusive en la prensa local. Nuestro protagonista entró al Binion’s Horseshoe Casino con dos maletas y no, no traían su ropa y pertenencias de viaje. Dentro de una se encontraba la nada despreciable cantidad de 777,000 dólares en efectivo (¿su número de la suerte?) y dentro de la otra no había nada más que la esperanza de regresar con el doble de dinero.
Afortunadamente para William, la suerte le sonrió y jugando a los dados logró duplicar la cantidad con la que había llegado al casino. La emoción de los asistentes quedó grabada en los anales de la historia, pero lo que en ese momento los otros no sabían era que William Lee Bergstrom tenía planeado suicidarse si no ganaba la apuesta. Binion, el dueño del casino, cuenta que William se fue con sus dos maletas en un auto rentado, “como si fuera un bandido”. Entonces empezó a viajar por el mundo y disfrutar de sus ganancias.
Cuatro años después regresó a Las Vegas en marzo y ganó más de 600,000 dólares, lo que convirtió sus jugadas en una racha de campeón. Pero en noviembre intentó de nuevo. William apostó un millón de dólares… y perdió todo. Según los periódicos, “el hombre de la maleta” no parecía mostrar alguna emoción negativa, sólo firmó los cheques y fue por unas enchiladas que le había dejado el cocinero mexicano.
Un par de meses después, el 5 de febrero de 1958, William Lee Bergstrom cumplió su plan inicial y se suicidó. Antes de quitarse la vida, le escribió un mensaje a su amigo, en el que en lugar de culpar a su pérdida millonaria, apela a una decepción amorosa.
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